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viernes, 27 de febrero de 2009

LA SOLEDAD ACOMPAÑADA

ANA ESTHER G.G. NOVIEMBRE 2008



LA SOLEDAD ACOMPAÑADA

Los días pasaban sin mucha diferencia de uno a otro, la rutina era tan obvia y persistente que había llegado al punto que ni se percataba de que un día era la copia exacta del otro. El trabajo en la tienda se convertiría en la mejor medicina para su entretenimiento, a la vez que le proporcionaba toda una relación personal con un sin fin de personas con las que compartir en mayor o menor medina sus ideas y algunas de sus inquietudes.
María se había casado bastante joven con un muchacho con enormes ansias de crecer en el terreno profesional, y el carácter de ella era propicio para saber empujar a aquel muchacho con grandes puntos de mira.
No imaginaria María lo que la fortuna y la vida le regalaría en uno de los mejores momentos económicos que se le presentaban y que le acompañaría en un largo periodo de años.
En el arduo camino de luchar por que ese pequeño negocio saliera a delante, se acoplaban bien las ideas de futuro de Carlos, y el desparpajo, soltura e inteligencia de ella.
Quizás en tan corto recorrido de tiempo no se percatara de que en algún momento del trayecto se habían ganado muchas cosas, pero había perdido otras tantas, una de ellas era el amor. Eso ya no sabía bien si existía, pero los ajetreados días no le deban suficiente tiempo para pensar en ello.
Se trataba de luchar por un futuro económico, o pararse a sentir amor. Pero cuando el pan es poco y le cuesta entrar por la puerta, la ternura y el amor salen por la ventana.
María suplía todas sus carencias afectivas con esa facilidad que tenia para saber llegar a la gente, y con esa suspicacia que le caracterizaba para descubrir en cual de ella podría tener una buena amistad.
De allí saldría dos o tres de sus mejores amigas y muchas y muchos de los esos contactos que inteligentemente sabía que le harían falta tanto para el ansiado desarrollo profesional como personal.
Por el camino, María había tenido dos hermosos hijos, tan diferentes uno del otro, no sólo porque uno era chico Luis y el otro una niña Carla, sino porque el uno era todo timidez y serenidad, y Carla era todo temperamento, revolución e independencia.
Carla no dejaba de ser, casi un calco de lo que en realidad era su madre, todo temperamento, con la salvedad de que a María los años le habían ablandado el corazón, por mucho que quisiera disimularlo.
Mucho antes de que el pan no dejara de faltar en la casa, y presumiendo ya de las nuevas mieles que comenzaban a rodear su casa y su día a día, María contaba con la estrecha amistad de Ángela, una señora de rostro afable y presencia señorial.
Quizás María encontrara en ella una hermana o ese afecto que el dinero no pueda comprar, no más si su vida tuviera algún secreto sería sólo Ángela la conocedora de muchas de sus intimidades, inquietudes y desasosiegos. Eran uña y carne y si alguna de ellas daba un paso la otra le acompañaba.
Sólo el carácter machista de Carlos, aspecto que antes no le molestaba, pero que con los años había hecho mella en ella, le impedía desarrollarse como persona y expandir todas sus ansias de volar libre y poder moverse como su espíritu revolucionario le pedía, de igual forma, le dificultaba seguir los pasos de su amiga, con más fortuna en lo que a independencia se trataba, pero poco podía hacer; llegó a conformarse con el poco tiempo del que disponía para hacer vida social que casi siempre era el que duraba las horas de jornada laboral. Pero no se puede atar eternamente a un ser con tantas ganas de vivir.
Y aunque a los 50 años nos parezca tarde, a esa edad María decidió volver a nacer. Fui ahí cuando tomó la decisión de romper con su pasado, pasara lo que pasara, y tomar las riendas de su vida.
Los niños ya habían crecido y ella estaba dispuesta a empezar a crecer sola pero libre.
Como cosas del destino, Ángela había tomado la misma decisión con su vida. De esa forma María y Ángela pudieron compartir muchos más momentos de amistad e inquietudes. Por primera vez la soledad dejó de ser soledad para ser vida.


ANA ESTHER GONZÁLEZ GONZÁLEZ

UN LIBRO: TODOS LOS SENTIDOS

Una recopilación de hermosos poemas, que han sido labrados con el pasar de los año y con la sabiduria que dan las experiencia de uno mismo y de los demás.

Un lugar donde descubrir sentimientos bañados de risas, lágrimas, sueños y esperanzas.

"TODOS LOS SENTIDOS"

"TODOS LOS SENTIDOS"
Ana Esther Glez Glez
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UNA LUZ EN LA HISTORIA

UNA LUZ EN LA HISTORIA
VIAJE A GRECIA

LLENA TU VIDA DE GENTE CON ILUSIONES.

En el arduo y largo recorrido de la vida. No dejes que la vida escriba el guión de tus dias. Escribe tu todas las lineas de la que será la historia de tus años. Llena tu vida de seres que aporten optimismo e ilusiones.
El día que dejes de tener ilusiones dejarás de vivir. Cuando se trata de amigos, nunca son bastantes.

EL ALMA QUE BUSCA SU GEMELA

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EN ALGUN LUGAR ESTA TU ANGEL

VIAJE A ANDALUCIA

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MAYO 2007

PARA ESTAR EL DIA

PASEANDO POR JAEN

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JAEN.MAYO 2007

JAEN,PRIEGO DE CORDOBA.2007

JAEN, PRIEGO DE CORDOBA.2007

BAJADA A GRANADA POR JODAR

GRANADA

GRANADA
MONUMENTOS

GRANDES FRASES DE LA HISTORIA

  • 1. Gran libro es la vejez. ¡Lástima que el hombre tenga que morirse cuando comienza a leerlo con provecho!: DE: JOSÉ MARÍA DE PEREDA
  • 2. Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.: DE JOAN MANUEL SERRAT
  • 3. La mejor forma de ahuyentar tus tristezas es consolando las ajenas.: DE CARLOS QUIROGA
  • 4. Los niños adivinan que personas los aman. Es un don natural que con el tiempo se pierde.: DE CHARLES PAUL DE KOCK
  • 5. La lectura es el viaje de los que no pueden tomar el tren.: DE FRANCIS DE CROISSET
  • 6. El que quiere de esta vida todas las cosas a su gusto, tendrá muchos disgustos.: DE FRANCISCO DE QUEVEDO Y VILLEGAS

BUSCANDO LA VIDA ENTRE RAÍLES


BUSCANDO LA VIDA ENTRE RAÍLES

Yolanda terminaba el curso en quince días y, en ese tiempo, tendría que darle rumbo a su vida. Lo que no sabía era que tan pequeña decisión cambiaría el resto de su vida.
¿Como haría para conseguir trabajo en tan poco espacio de tiempo? ¿En qué podría emplearse alguien con tan sólo 18 años y con un pequeño título de administrativa bajo el brazo? Como otra tantas veces, la vida se le presentaba igual de dura y real, más real incluso de lo que pudiera imaginar.
Fue de camino a su actual residencia de estudiante, cuando dejó de pensar y se dejó llevar por sus ya conocidos impulsos optimistas. De esa forma, y dejándose acompañar por un cortado y el humo de un nuevo cigarro, se dispuso a devorar todas las tintadas páginas de uno de los periódicos de la zona.
Pero el optimismo que le era característico se desplomaba por segundos, a cada página, a cada anuncio, a cada reclamo de trabajo. Supo entonces que la vida real era un verdadero laberinto para el que no le habían preparado en ningún lado, pero eso no la detendría: era cuestión de supervivencia, era cuestión de comer.
Rendida ante tal avalancha de escuetos anunciantes, con los pies cansados e hinchados de tanto caminar buscando no sabía bien qué, retomó el resto del camino al colegio donde se quedaba. Fue el sofocante día de verano lo que la hizo mirar tras suyo y fijar la vista en la estación del tranvía. Con una extraña congoja en el corazón y con algo de esperanza en el bolsillo, miró en este buscando restos de la calderilla que le diera el camarero minutos antes. ¡Sí!, se dijo, tenía justo para regresar sentada a casa, si se podía llamar a aquello casa. Bueno, pensaba, es lo más parecido a un hogar ahora mismo.
Gracias a Dios no le fue difícil encontrar donde sentarse y dejar descansar sus hinchados tobillos y sus pensamientos. Alguien se había dejado el ejemplar de otro diario en la rejilla trasera del asiento que le precedía, y casi por inercia se dispuso a leerlo, bueno, más que leer fijaba la vista en los simples títulos de cada artículo. No quería complicar su mente con conceptos trascendentales, no estaba para leer las historias complicadas. Casi como por instinto, pasaba las páginas como un niño chico busca los dibujos, sólo que sus manos intentaban llegar a las que ofrecían trabajo a tantos desesperados.
Nunca imaginaría que un viaje en tranvía cambiaría su vida, nada más y nada menos que los 22 años siguientes de su vida, y con ello todo lo que una vez de niña imaginó inocentemente que podría lograr, todo lo que ni ella sabían aún que necesitaría.
Tres pequeñas líneas casi imperceptibles en la penúltima página fueron suficientes para su desesperada vista. Fue allí cuando sus pequeños párpados caídos se abrieron, iluminando su rostro y acelerando su joven corazón.
“Se busca vendedora de muebles con dos años de experiencia en el ramo. Interesados llamar al teléfono indicado de 9 a 1 y de 4 a 8.”
El fuerte palpitar le hizo ponerse en pie mucho antes de llegar a su parada; ella era así de impulsiva y visceral. Capaz de ver el cielo en una gota de agua, pero de igual formar se podía ahogar en otra igual.
Lista para lo que pudiera pasar, bajó en la parada contigua al colegio y volvió a palparse los bolsillos buscando vida, nunca mejor dicho, su vida.
Dos monedas le fue suficiente para labrar su futuro. Marcó el numero y una voz varonil le preguntó por su experiencia y ella, sin dudarlo, dijo que tenia 3 años trabajados en el ramo requerido.
Sabía que se la estaba jugando: los únicos muebles que había visto en su vida eran las viejas reliquias que decoraban la casa de sus padres. Pero el que no arriesga no tiene, se decía. Y así fue, consiguió una entrevista para el día siguiente en la capital.
No importaba entonces sus pies dolorosos, ni su ruidoso y hambriento estómago. No, ya no importaba, porque volvía a estar viva, volvía a tener esperanza y sueños, volvía a creer en todo y sobre todo en ella misma.

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HORIZONTE

HORIZONTE
EL SENTIDO DE TODO LO QUE ERES, ES EL HORIZONTE DE LO QUE SUEÑAS